Siempre tuve un gran prejuicio ante el tal Osho. Veía en las librerías una buena cantidad de libros firmados por el tío y los asumí siempre como algo a caballo entre Coelho, el mexicano Cornejo y Kopra. Pero hace unos meses Geraldinho Vieira, un amigo periodista "brasileiro"; conversando del alma y del "espírito" en un break mientras compartíamos culposamente un Lucky de cajetilla con fotón de cáncer pulmonar, me recomendó leerlo. Y hoy le digo; gracias hermano por el dato sobre el hombre. De verdad vale la alegría darle una mirada a sus libros. Son conferencias transcritas en las que él se refirió a diversos temas, con mucha claridad, con gran énfasis. Sobre el ego, el sexo, la creatividad, la inteligencia, etc.
Muchos amigos y amigas me miraron y/o dijeron que pasa con Martinazo, a la vejez se nos volvió huevón (o más huevón). Y entonces comparto esta mañana algo de este sabio hindú sobre los niños, la inteligencia y la estupidez, porque justo hace unos días comentaba -en broma, no soy nazi ni facho - que deberían haber depósitos para estúpidos, donde hagan lo que quieran pero sin joderle la vida a los demás, donde coman, defequen, conversen y esperen la parca piadosa entre ellos, sin romperle el corazón, el hígado y demás achuras a la gente que trata de vivir libremente sin joder a nadie. Supongo que la contrapropuesta del grupo sería encerrar a los demás. Vamos con algo de Osho entonces:
"no permitimos que los niños permanezcan inteligentes. Primero porque si son inteligentes serán vulnerables, serán delicados, serán abiertos. Si son inteligentes serán capaces de ver muchas falsedades en la sociedad: en el Estado, en la Iglesia, en el sistema educativo. Se volverán rebeldes. Serán individuos; no se acobardarán fácilmente. Los puedes aplastar, pero no puedes esclavizarlos. Los puedes destruir, pero no puedes obligarlos a avenirse. En un sentido la inteligencia es muy suave, como una rosa; en otro sentido, tiene su propia fortaleza. Pero esa fortaleza es sutil, no burda: Esa fortaleza es la fortaleza de la rebelión, de una actitud inclaudicable.Uno está dispuesto a morir, uno está dispuesto a sufrir, pero uno no está dispuesto a vender su alma."
Mañana hablamos de otras cosas, pero no del sinverguenza del ministro Allison por favor, con su carita de Boloña con bótox, se las traía nuestro "político". MGG.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
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